lunes, 19 de abril de 2010

¿POR QUÉ LOS HOMBRES NO NOS ENTIENDEN?


Hasta hace poco los diferentes comportamientos de hombres y mujeres se justificaban apelando a condicionantes sociales que determinaban sus actitudes, preferencias y conductas.



Hay profesionales que han recurrido a una serie de estudios científicos, médicos, psicológicos y sociológicos para explicar las distintas estructuras cerebrales de uno y otro sexo. Y es que si la igualdad entre sexos es tema político o moral, las diferencias innatas son asunto científico.

Cerebros diferentes
El cerebro de la mujer y del hombre no han evolucionado de la misma forma, poniendo de relieve talentos y habilidades diversas. Tanto la estructura de nuestro cerebro, formada en el útero, como el efecto de las hormonas determinan nuestra forma de pensar. Hace miles de años, el hombre era el que cazaba y necesitó desarrollar aquellas áreas encefálicas que potenciaran el sentido de la orientación y la habilidad para dar en el blanco. Ellas, en cambio, precisaban facultades que les facilitaran cuidar mejor de sus hijos, tales como una visión periférica, la facilidad para hacer varias cosas a la vez y todo lo relacionado con las habilidades interpersonales.

No nos entendemos
Las cifras de divorcios en los países occidentales es alarmante. El 50% de matrimonios fracasan en su intento y muchas veces la culpable de estas desalentadoras cifras es la falta de entendimiento entre ambos sexos. Ellos no comprenden que una mujer no es como un hombre; mientras ellas esperan que su pareja les entienda como una mujer. No es extraño, pues, que algunas parejas acaben naufragando en un mar de incomprensión.

En su faceta de cazador, el hombre desarrolló un tipo de visión que le permitía localizar una posible presa a gran distancia, a la vez que fue eliminando la visión periférica que entorpecía la concentración. Mientras ellos conseguían el alimento, ellas permanecían en la cueva velando por la seguridad de sus hijos. Para controlar los alrededores y detectar a tiempo cualquier posible amenaza, las mujeres, al contrario que los hombres, desarrollaron la visión periférica. Miles de años más tarde, ellas no entienden que a sus parejas les cuesta tanto encontrar la mantequilla en el refrigerador y los calcetines en el cajón.

Perdidas en un estacionamiento
Los escáneres cerebrales indican que en los hombres la habilidad espacial está situada en la parte frontal del hemisferio derecho. En el caso de las mujeres esta facultad carece de localización específica, por lo que tan sólo 10% de féminas poseen buenas habilidades espaciales. Estudios realizados por zoólogos también señalan que los machos de los mamíferos poseen habilidades espaciales superiores a las hembras. Es esta facultad la que permite al género masculino situarse en un mapa con apenas echarle un vistazo y almacenar la información sin volver a consultarlo. Por el contrario, es muy fácil encontrarse con una mujer dándole vueltas a un plano de carreteras o perdida en un estacionamiento intentando recordar dónde dejó el coche.

Leer entre líneas
Una pareja regresa a casa después de asistir a una fiesta. Él sospecha que a su compañera le ocurre algo y le pregunta.

¿Estás bien?

Sí contesta ella, aunque su tono de voz indica todo lo contrario.

¿He hecho algo mal? insiste él temiendo lo peor.

No quiero hablar de ello comenta ella, lo que significa que sí está enfadada y que sí quiere hablar de ello.

Tras una pausa ella continúa:

Está bien, te lo diré. Esa jovencita te ha estado merodeando toda la noche, lanzándote indirectas y tú, en vez de deshacerte de ella, le dabas ánimos.

Él no sale de su asombro mientras se pregunta ¿de qué jovencita está hablando?, ¿a qué indirectas se refiere?

El caso es que él no se ha dado ni cuenta de la presencia de la chica que le hablaba coqueteando. Todas las mujeres de la fiesta se dieron cuenta de las intenciones de la joven sin ni siquiera girar la cabeza. Ellos, en cambio, no percibieron la menor intención. Quizá son capaces de detectar una cebra en el horizonte y calcular la rapidez de su movimiento, pero a la hora de descifrar las señales vocales, visuales y corporales son un verdadero desastre.

No hay quien las entienda
"¿Por qué no hablas claro?", es uno de los reproches que los hombres suelen hacer a su pareja. Y no es extraño, pues las mujeres son especialistas en utilizar un lenguaje indirecto que oculte sus verdaderos propósitos. Este hábito tan arraigado en las mujeres tiene como objetivo evitar el conflicto y mantener la armonía en las relaciones personales. Cuando una mujer utiliza este sistema para hablar con otra mujer ambas se entienden perfectamente, pero cuando el interlocutor es hombre la cosa se complica. Mientras ella se va por las ramas, él toma el sentido literal de la palabras; para cerrar el círculo, la emisora acaba preguntándose cómo es posible que su interlocutor no sea capaz de entenderla.

Intuición femenina
Para una mujer resulta muy fácil detectar cuando alguien está preocupado o tiene un problema. Ellos precisan de signos más claros, como lágrimas o lamentos, para intuir que algo va mal. Las mujeres, como la mayoría de las hembras de los mamíferos, están especialmente capacitadas para percibir los cambios en el carácter o actitud de los demás. Recordemos que esta facilidad les era de gran utilidad a la hora de proteger a las crías, entendiendo rápidamente si algo iba mal.

En una conversación cara a cara, las señales no verbales son responsables de entre el 60% y el 80% del efecto del mensaje, y ellas son capaces de detectar y analizar la información no hablada en un instante. Lo que normalmente se denomina "intuición femenina" no es más que este especial talento para captar los detalles y es la responsable de que resulte prácticamente imposible engañar a una mujer hablando cara a cara sin que ésta se dé cuenta.

Mujer tenía que ser
Un estudio realizado por una autoescuela británica demostró que los hombres obtenían una media del 82% de precisión al estacionar un coche en línea cerca de la acera y 71% lo lograba a la primera. En la misma prueba, las mujeres sólo obtuvieron 22% de precisión y el 23% de logros a la primera. Según las pruebas de conducción que realizan las autoescuelas, las mujeres tienen mayor habilidad para aprender una tarea y repetirla, siempre y cuando las circunstancias sean las mismas. Sin embargo, en el tráfico real la situación cambia, por lo que el hombre la aventaja en este apartado. La mayoría de mujeres prefieren dar vueltas hasta encontrar un sitio más espacioso que maniobrar para estacionarse en un sitio justo. Aunque las estadísticas de las compañías de seguros confirman que las mujeres tienen menos probabilidades de recibir golpes laterales en un accidente provocado en un cruce que los hombres, también apuntan que ellas tienen mayor probabilidad de chocar por la parte trasera o la delantera en su intento de estacionarse en línea.
Carolina González

No hay comentarios:

Publicar un comentario